viernes, 30 de julio de 2010

Hablemos de series y algo más

Hace solo unos días terminé de ver una de las series que más me han impactado: Los Tudor. Con un elenco admirable y sorprendente consigue transmitirte las tensiones de las consipraciones, de verte un día en la cima y al siguiente camino del cadalso.
Pero no es de ella de quién quiero hablar. Con solo un par de días de relax he empezado una de esas series metidas en el saco de "he visto trozos y tiene buena pinta". Hablo de Entourage (El Séquito), una serie de la que solo recibía alabanzas y al fin me he decidido a verla capítulo por capítulo, como ella se merece.
Empezando por la crítica más tradicional tiene un guión brutal con diálogos que casi podría firmar el mismo Aaron Sorkin (El Ala Oeste de la Casa Blanca y Studio 60). Un reparto divino con un especial dúo entre Kevin Connolly y el brillante Jeremy Piven que hacen saltar chispas y genialidad en todos sus reotrcidos encuentros. Una historia que no depende del carisma de un solo personaje dándole mucho juego y versatilidad.
Todo eso está muy bién y son les ingredientes básicos para una serie de altos vuelos, pero no es lo que más me llama de ella. Capítulo a capítulo me he dado cuenta de un ingrediente muy sutil: el buen rollo. No, el parón del Blog no me ha vuelto loco. Me explicaré:
La serie sin lugar a dudas es una serie dramática con unos toques de sarcasmo e ironía que en ocasiones roza el humor negro. Sus protagonistas pasan episodio tras episodio moviéndose entre la gloria y el arroyo profesional sin apenas con tiempo para parpadear (como sucede en otras series como la ya comentada Los Tudor), pero a pesar de todo eso no la rodea una atmosfera de tensión ni de mal rollo. Con esto no quiero decir que todos los capítulos terminen bién, ni mucho menos, pero dentro del dramatismo de la situación de sus protagonistas siempre termina con un aire optimista, siempre arriba.
Se que parece una tonteria pero conseguir eso en una obra dramática es muy difícil (y no creais que todas las comedias lo logran) y después de tanto Lost, House, Roma y otras otras donde en ocasiones parece que dentro de la serie jamás sale el Sol se agradece una serie con drama (por partida doble en este caso) incluso llanto, pero no por ello depresiva. Para mí un gran logro.